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lunes, 13 de octubre de 2014

EL CURIOSO CASO DE LA ISLA FERDINANDEA


Posición aproximada de Ferdinandea
Corría el año 1831. Anunciada por numerosos temblores sísmicos y de bullente agua, tuvo lugar la erupción de un volcán submarino que se alzó de las aguas formando una isla con una superficie aproximada de unos 4 km²  y una altitud máxima de 65 m.
Estaba situada en el canal de Sicilia, en una zona donde ya existían otros volcanes, a 37° 10' latitud N  y 12° 43' longitud E, a 16 millas náuticas de la costa de Sciacca y a 29 millas náuticas de la isla de Pantelleria.
La nueva isla fue llamada Ferdinandea en honor a Su majestad el Rey Fernando II de las Dos Sicilias.

Ferdinandea en 1831

Estando formada fundamentalmente por rocas eruptivas fácilmente erosionables por la acción del oleaje, no se esperaba que la isla Ferdinandea tuviera una larga vida.
Casi inmediatamente después de haber emergido esta nueva isla, el profesor de geología de la Universidad de Berlín, Karl Hoffman, que estaba casualmente de visita en Sicilia, fue el primer ser humano en desembarcar en ella. 
Sin embargo Gran Bretaña, que controlaba a la isla de Malta, fue la primera nación que revindicó la soberanía y la denomina "Isla Graham", después de haber colocado su bandera en la isla el 2 de agosto de 1831. 
El rey de las Dos Sicilias, Fernando II, envió varios navíos con el fin de contestar a esa reivindicación y la denomina “Isla Ferdinandea”.
El 29 de septiembre, un destacamento llegado de Francia plantó la bandera francesa sobre la isla y la denominó “Isla Julia”.
España declaró asimismo sus ambiciones territoriales, sin ni siquiera desembarcar. 
Ferdinandea recibió la visita de numerosos científicos de diferentes países así como del escritor Walter Scott. La isla resultó ser fuente de inspiración para varios escritores, entre ellos James Fenimore Cooper con su obra «El cráter», Alejandro Dumas con «Le Spéronare» o Julio Verne con: «Las grandiosas aventuras del maestro Antifer», «El Canciller» y "Los Hijos del Capitán Grant".
Ferdinandea en un grabado inglés de 1831

Los británicos protestaron ásperamente por la llegada de los barcos de las Dos Sicilias y se iniciaron negociaciones que terminaron no con acuerdo diplomático, sino con sorpresa.
En efecto, tras la erupción volcánica que había dado lugar a la isla, se produjo un rápido proceso erosivo que concluyó en enero de 1832, cuando Ferdinandea desapareció hundiéndose entre las olas de las que había emergido. 
El mar recuperaba lo que era suyo y no de las potencias, que dieron por concluidas las negociaciones al no haber ya motivo de litigio.
Imágenes y anotaciones sobre Ferdinandea

En la actualidad lo que queda de Ferdinandea forma parte del volcán submarino Empédoclescuya cima está solo a unos 6 metros por debajo de la superficie del Mar Mediterráneo.
Parece ser que en los años ochenta un avión estadounidense bombardeó el volcán al tomarlo por un submarino libio.
En 2002, un aumento de la actividad sísmica en la zona de Ferdinandea condujo a los vulcanólogos a especular sobre una eventual erupción y una reaparición de la isla. De hecho, la cima del volcán en 1999 estaba a 8 metros bajo el nivel del mar, y en el 2002 a 5 metros. Varios artículos de la prensa británica e italiana volvieron a poner de actualidad las diferencias diplomáticas y los buceadores italianos colocaron una bandera y una placa de piedra con el texto «L'isola Ferdinandea era e resta dei Siciliani» (La isla Ferdinandea era y sigue siendo de los sicilianos) sobre la cima del volcán a fin de engalanar la eventual emersión de esta isla, pero tal bandera y la placa fueron encontradas más tarde rotas. 
Actualmente no se registra ninguna actividad volcánica, constituyendo un banco submarino que es llamado en la cartografía internacional más difundida Banco Graham.

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