SERVUS HISPANIARUM REGIS



jueves, 7 de julio de 2016

100 AÑOS DEL SOMME y (II)

Muerte y desolación en el Somme
El 14 de julio de 1916 (Aniversario de la toma de la Bastilla), el 4.º Ejército se encontró preparado para reanudar la ofensiva en el sector sur. La que posteriormente sería conocida como la batalla de Bazentin, tenía como propósito la captura de la segunda línea de defensa alemana situada entre Pozières, en la carretera de Albert-Bapaume, y los pueblos de Guillemont y Guinchy. El grueso del ataque se concentró en las poblaciones de Bazentin le Petit, Bazzentin la Grand y Longueval, todas ellas junto al bosque de Elville. Más lejos, al otro lado de la línea de colinas, se encontraba el bosque alto de Bazentin.
Existe un gran contraste entre la preparación y ejecución de este ataque y el que tuvo lugar el 1 de julio. La ofensiva de Bazentin fue iniciada por cuatro divisiones que avanzaron a lo largo de un frente de 4,5 km a partir de las 03:25 de la madrugada, después de que la artillería aliada abriera fuego por sorpresa sobre las líneas alemanas y mantuviera el bombardeo durante 5 minutos. La marcha fue encabezada por la 21.ª División, que se dirigió en línea recta hacia Bazentin le Petit a través de la tierra de nadie, pero siempre manteniéndose bajo la protección de la artillería amiga. Ésta, mientras tanto, bombardeaba de forma constante el terreno situado justo en el avance de la infantería, formando una cortina de humo y barro que eliminó la escasa visibilidad que se podía encontrar durante la noche y al alba, e impidió que los alemanes pudiesen localizar las tropas contrarias. Esto permitió a la 7.ª División tomar tres complejos de trincheras alemanas junto al bosque de Bazentin le Grand, desde donde se dirigió hacia Bazentin le Petit junto con la 21.ª División. Este pueblo cayó hacia las 9.00 de la mañana.
Ataque sobre Bazentin le Petit
Mientras tanto, la 9.ª División (compuesta por escoceses y en menor medida sudafricanos) conquistó Longueval y avanzó hasta los límites del bosque de Elville, donde tuvo que detenerse al ser incapaz de vencer la resistencia alemana en la granja Waterlot. La peor parada fue la 3.ª División, que intentaba alcanzar Bazentin le Grand desde Montauban. En este caso, los alemanes decidieron impedir la ofensiva abandonando sus puestos y enfrentándose cara a cara contra los batallones de apoyo en plena tierra de nadie. En el 7.º Batallón, la cifra de bajas llegó a los doscientos soldados y ocho oficiales. Finalmente, la 18.ª División capturó el bosque de Trônes.
Esta primera fase exitosa concluyó a media mañana con la toma de todos los objetivos planeados y una nueva abertura en las defensas alemanas, pero al igual que el 1 de julio, los británicos fueron incapaces de explotar esta ventaja como era debido. El siguiente movimiento fue una carga de caballería (la primera de la batalla) formada por la 7.ª  de Dragones de la Guardia y el 2.º de Caballería del Decán, que intentó conquistar el bosque alto. Esta posición podía haber sido tomada por la infantería a primera hora de la mañana, pero cuando la caballería estuvo preparada para hacerlo, los alemanes ya habían tenido tiempo de reorganizarse y opusieron una encarnizada resistencia. Aunque los jinetes consiguieron adentrarse en el bosque durante la noche del 14 de julio, no pudieron hacerse con el control total del mismo y tuvieron que evacuarlo al día siguiente.
Caballería del Decán (India Británica) preparada para la acción
Los combates en este bosque, así como en el de Elville y en torno a Longueval, se prolongaron durante varios días. En la noche del 22 al 23 de julio, Rawlinson lanzó un nuevo ataque a gran escala, que falló debido a que los alemanes habían desarrollado una nueva estrategia de defensa más flexible, que pudo sobreponerse a los ataques de la artillería británica.
En el sector norte no se consiguió un progreso apreciable durante las primeras semanas de julio. Ovillers, justo al norte de la carretera de Albert a Bapaume, no cayó hasta el 16 de julio. Desde aquí se abría la posibilidad de atacar las defensas alemanas del sector norte desde uno de los flancos; para ello era imprescindible la toma del pueblo de Pozières.
Éste se encontraba junto a la carretera de Albert-Bapaume, a su paso por la cresta de la cordillera de colinas. No lejos de allí, al este, se situaba a su vez la segunda línea de defensa alemana. El 4.º Ejército intentó capturar sin éxito la plaza en cuatro ocasiones entre el 14 y el 17 de julio, así que Haig relevó de esta tarea a las tropas de Rawlinson y ordenó atacar en su lugar a las fuerzas de la Reserva dirigidas por Gough. La nueva ofensiva fue realizada por tres divisiones australianas del I Cuerpo de la ANZAC (conjunto de fuerzas reclutadas en Australia, Nueva Zelanda e islas de Oceanía).
Gough quería que la 1.ª División Australiana atacara inmediatamente, pero el general de división Harold Walker, que la mandaba, rehusó enviar a sus hombres sin una preparación previa adecuada. Finalmente, se decidió que el ataque se realizaría durante la noche del 23 de julio coincidiendo con el ataque del 4.º Ejército. La decisión de Walker, unida a un eficaz bombardeo de apoyo, fue la causa principal de que la acción fuese un éxito y culminase con la ocupación de Pozières poco después de la media noche. Sin embargo, el intento de tomar la segunda línea alemana fracasó. No obstante, se consideró que las tropas habían trabajado con eficacia y dos soldados australianos fueron condecorados con la Cruz Victoria.
Los alemanes bombardearon entonces el pueblo de forma masiva y trataron de reconquistarlo hasta en tres ocasiones, pero en todas ellas fueron rechazados. El último intento se produjo poco antes del amanecer del  7 de agosto: siguiendo otro bombardeo masivo los alemanes sobrepasaron con éxito las defensas australianas y entablaron un encarnizado combate cuerpo a cuerpo sobre las ruinas de la localidad, de donde emergieron finalmente victoriosos los australianos.
Siguió entonces la orden de Gough de adentrarse en territorio enemigo a lo largo de la cresta de Bazentin hasta llegar a la granja Mouquet, donde los alemanes habían construido un importante bastión defensivo, y amenazar de paso la fortaleza de Thiepval. Sin embargo, esta decisión dejó a las tropas al descubierto y a medida que la cuña australiana penetraba en el territorio ocupado por los alemanes, ésta iba siendo acribillada desde todas las direcciones. Apoyados por el II Cuerpo Británico, que avanzaba a su izquierda desde Ovillers, los australianos establecieron una nueva línea justo al sur de la granja convertida en fortaleza, llena de túneles, búnkeres y trincheras. Se sucedieron entonces múltiples intentos de captura, prácticamente seguidos, entre el 12 de agosto y el 3 de septiembre. Ninguno tuvo éxito. En vista de esto, se decidió sustituir a los agotados australianos por tropas canadienses más frescas. Éstas lograron penetrar de forma efímera en la granja el 16 de septiembre, un día después de realizarse una gran ofensiva británica en todo el frente, pero debieron retirarse. Diez días después volvieron a la carga y consiguieron tomar por fin la posición. La guarnición alemana en Mouquet se rindió entonces a los aliados.
Las tres divisiones australianas sufrieron un total de 23.000 bajas en las batallas de Pozières y la granja Mouquet. Sumadas a las de Fromelles, las bajas totales de Australia en sus seis primeras semanas en Francia fueron mayores que las producidas en los ocho meses que duró la batalla de Gallípoli.
Artillería británica bombardeando las posiciones alemanas
El propio Haig reconocía a principios de agosto que las perspectivas de lograr sobrepasar por completo las líneas alemanas en un plazo corto eran bastante improbables. Los alemanes habían terminado de reorganizarse y ya no serían cogidos de nuevo por sorpresa. En medio de este panorama, los británicos prosiguieron con sus pequeñas acciones deslocalizadas de forma continua, en espera de la próxima ofensiva. 
El 29 de agosto, Von Falkenhayn fue cesado como jefe del Estado Mayor alemán y sustituido por Paul von Hindemburg, quien designó al general Erich Ludendorff como su segundo al mando. Hindenburg y Luddendorff, descontentos con la manera en que Falkenhayn había llevado el frente occidental en general, decidieron emplear una estrategia defensiva totalmente nueva. El 234 de septiembre dio comienzo la construcción de un vasto complejo defensivo denominado Siegfried Stellung ("Posición Sigfrido", más conocido por el nombre de "Línea Hindemburg" que le dieron los aliados.
Mientras tanto, la lucha proseguía en los bosques del área de Bazentin. El límite entre las líneas francesas y las británicas se encontraba al sureste del bosque de Elville, frente a los pueblos de Guillemont y Ginchy. Éstos permanecían ocupados por los alemanes e imposibilitaban el más mínimo avance de los aliados en la zona, que aquí seguían prácticamente en las mismas posiciones que el 1 de julio. El progreso en este frente pasaba por tanto por la ocupación de ambas localidades.
El primer intento aliado de capturar Guillemont fue realizado por tropas británicas el 8 de agosto, sin éxito. Le siguió otra operación mayor en la que participaron varias divisiones británicas y francesas, que no consiguieron grandes resultados hasta el 3 de septiembre, cuando la plaza fue finalmente rendida. Ginchy cayó 6 días más tarde, siendo ocupada por la 16.ª División Irlandesa. Por su parte, los franceses también progresaron de forma significativa hasta reunirse con sus colegas británicos cerca de Combles, poco después de la ocupación de Ginchy.
El frente se convirtió así en una línea recta desde la granja Mouquet al noroeste hasta Combles al suroeste, facilitando el uso de la artillería de apoyo y permitiendo por tanto a los aliados la realización de un nuevo ataque a gran escala. Lamentablemente, esta ventaja se vio reducida debido al gran número de bajas producidas en el 4.º Ejército: cerca de 82.000 hombres perdidos en 90 acciones de combate (de las que sólo cuatro eran ofensivas generales) a cambio de un progreso de poco más de 900 m. Un resultado aún más catastrófico que el del 1 de julio.
El último gran intento aliado de romper las líneas alemanas se produjo el 15 de septiembre en la batalla de Flers-Courcelette. La ofensiva fue realizada por once divisiones británicas (nueve del 4.º Ejército y dos de la reserva formada por soldados canadienses) a las que se unieron posteriormente cuatro destacamentos franceses.
Flers-Courcelette es recordada hoy en día especialmente por ser el primer combate en que participó la nueva arma secreta británica, el carro de combate (conocido también por el nombre en clave de la época, tanque). Al contrario que los modelos actuales, los primeros tanques eran vehículos extremadamente lentos (3,2 km/h) y armados con dos cañones menores similares a los de la artillería convencional. Más que capacidad ofensiva, lo que se había demandado durante su construcción era protección contra las mortíferas ametralladoras alemanas y movilidad en un terreno plagado de trincheras, alambradas de espino y cráteres de impacto. Capacidad, en definitiva, para encabezar el asalto a las líneas enemigas mientras la infantería se protegía detrás de él.
Los tanques Mark I entran en acción en el Somme
Sin embargo, los tanques no fueron tan fiables como en principio pudiera parecer, ya que seguían siendo vulnerables a la artillería pesada, sufrían constantes fallos mecánicos y quedaban prisioneros de los obstáculos más grandes. De hecho, sólo 21 de los 49 tanques disponibles el 15 de septiembrede 1916 llegaron a entrar en combate, y la decisión de usarlos le valió no pocas críticas a Douglas Haig, a quien se acusó de mostrar el arma secreta demasiado pronto como para elevar su rendimiento hasta límites más aceptables.
A pesar de esto, el impacto (tanto psicológico como real) sobre las filas alemanas y el curso de la guerra fue notorio. La recién llegada 41.ª División, apoyada por el tanque D-17, capturó la población de Flers, mientras que la División Neozelandesa del XV Cuerpo Británico hacía lo propio con las líneas alemanas situadas junto a la ciudad. En el flanco izquierdo, la 2.ª División Canadiense tomó Courcelette tras una dura batalla en la que también participaron tanques. Y finalmente, los carros de combate posibilitaron asimismo la captura definitiva del bosque alto de Bazentin, aunque fuese de forma indirecta: los vehículos no pudieron penetrar entre la densa masa de árboles, pero al cumplir sus objetivos en los laterales del bosque, forzaron a los alemanes a retirarse de él por miedo a quedar acorralados, permitiendo así su ocupación por parte de la 47.ª División Londinense. Tras varios meses empantanados, los soldados aliados conseguían en unos pocos días la captura de más de 4 km de la tercera línea alemana, si bien es cierto que no se lograron todos los objetivos planeados. El Cuadrilátero, una posición fortificada al este de Ginchy, fue capturado el 18 de septiembre y el 25 de ese mes cayeron las poblaciones de Gueudecourt, Lesboeufs y Morval, esta vez sin la participación de los carros de combate.
El Ejército de Reserva de Gough lanzó el 26 de septiembre una nueva ofensiva de gran magnitud sobre la fortaleza alemana de Thiepval. La 18.ª División Oriental, que ya había sobresalido en la ofensiva del 1 de julio, se destacó capturando la mayor parte de Thiepval en un sólo día. Mientras la granja Mouquet caía en manos de la 11.ª División Norteña, los canadienses avanzaron alrededor de un kilómetro desde Courcelette.
Siguió entonces un periodo conocido como la batalla de los altos de Ancre que duró desde el 1 de octubre al 11 de noviembre, en el cual no se produjeron avances y la batalla se convirtió nuevamente en una sangrienta guerra de desgaste. A finales de octubre, las tropas de Gough fueron convertidas en el V Ejército Británico.
Mientras tanto, Haig mantenía la ilusión de que el 4.º Ejército iba a romper las líneas alemanas de forma inminente. El 29 de septiembre trazó un nuevo plan, según el cual el 3.er Ejército reanudaría la batalla en torno a Gommecourt y el 4.º avanzaría hacia Cambrai. El primer paso requería la captura previa de la Línea Transloy alemana, que conectaba el pueblo de Le Transoly  al este con Le Sars, situada en la carretera de Albert-Bapaume.
Iniciada el 1 de octubre, la batalla de Le Transoly se ralentizó cuando el tiempo empeoró súbitamente y cayeron fuertes precipitaciones, convirtiendo el castigado campo de batalla en un barrizal. Con la excepción de la captura de Le Sars el 7 de octubre, no hubo progresos apreciables y los combates sólo reportaron un continuo goteo de bajas. El estertor final de la batalla llegó el 5 de noviembre con un ataque fallido en el precipicio de Warlencourt. En lo relativo al 4.º Ejército, las operaciones mayores habían cesado de nuevo.
El último acto de la batalla del Somme fue representado entre el 13 y el 18 de noviembre a lo largo del río Ancre, que discurre al norte de Thiepval. La decisión de Haig de atacar se debía más a razones políticas que militares, pues con la llegada del invierno, la remota posibilidad de romper el frente había desaparecido. En realidad, lo que Haig esperaba era conseguir una victoria (aunque fuese menor) de la que poder presumir ante los mandos franceses, con quienes se iba a reunir de nuevo en Chantilly el 15 de noviembre.
Los primeros movimientos de la batalla de Ancre fueron básicamente una reproducción de los del 1 de julio, incluso con la detonación de dos galerías subterráneas en la cresta de Hawthorn y Beaumont Hamel. La 31.ª División atacó de nuevo Serre, al igual que lo había hecho cuatro meses y medio antes, y cosechó los mismos resultados negativos. Al sur de Serre, sin embargo, la experiencia de las tropas se tradujo en la consecución de la mayoría de los objetivos. La 51ª División de Infantería tomó Beaumont Hamel, mientras que a su derecha la 63.ª Real División Naval capturaba Beaucourt. Al sur, el II Cuerpo de Ancre realizó también cierto progreso.
Haig se mostró satisfecho con este resultado, pero Gough presionó en favor de un último ataque sobre las trincheras Frankfurt y Múnich y la población de Grandcourt, que comenzó el 18 de noviembre. Noventa hombres de la 16.ª División de Infantería Ligera Highland (la llamada «Brigada de los chicos de Glasgow») atacaron la trinchera Frankfurt, que resistió hasta la rendición de los 45 ocupantes supervivientes (30 de ellos heridos) el 21 de noviembre. Esta acción dio fin a la batalla de Ancre y con ella a la batalla del Somme. Múnich y Grandcourt, sin embargo, permanecerían en manos alemanas.
Secuencia de los avances aliados durante la Batalla del Somme
Es difícil decidir si la batalla del Somme fue una victoria de un lado o del otro. Los aliados fueron contenidos con éxito y sólo lograron un avance máximo de ocho kilómetros, mucho menos de lo que tenían planeado originalmente. Sin embargo, examinando las consecuencias de la batalla a largo plazo se puede decir que reportó más beneficios a los aliados que a los alemanes. 
Antes de la batalla, los alemanes relegaban al Reino Unido al mero papel de potencia naval y no pensaban que las tropas británicas fuesen muy difíciles de derrotar en tierra, al menos no tanto como Francia y Rusia, a quienes suponían sus enemigos más poderosos. Sin embargo, la importancia de los británicos en las operaciones de la Triple Entente aumentó considerablemente a partir de la Batalla del Somme y se reforzó aún más cuando estallaron motines en el Ejército Francés y se desató la Revolución Rusa en 1917. En reconocimiento del peligro creciente que representaban los británicos, el Estado Mayor Alemán inició una guerra submarina sin restricciones a partir del 31 de enero de 1917, con el fin de bloquear totalmente las Islas Británicas. El hundimiento de barcos estadounidenses que llevaban suministros al Reino Unido sería el causante de que Estados Unidos se sumase a la guerra, en el bando de los aliados.
Al iniciarse 1916, el Ejército Británico era en su mayor parte una masa de voluntarios sin experiencia, un "ejército de ciudadanos" acudido a la llamada de Kitchener que encontró su primer examen real en el Somme. Muchos de los soldados británicos que cayeron en la batalla carecían totalmente de experiencia y por tanto, en términos generales, no representaban una pérdida irreparable para las fuerzas armadas de su país. En el caso alemán sucedía todo lo contrario, ya que su fuerza se fundamentaba en tropas regulares y de reservistas bien entrenados y experimentados, por lo que cada nueva baja supuso otra piedrecilla en la marcha de la maquinaria de guerra germana.
La batalla del Somme, en definitiva, dañó al ejército alemán sin reparo posible, que a partir de entonces se mostraría incapaz de reemplazar sus bajas con soldados de la misma calidad que los que habían defendido su terreno tenazmente durante la mayor parte de los enfrentamientos. Hacia el final de la batalla, los ejércitos alemán y británico se habían reducido hasta llegar a ser lo mismo: casi simples milicias.
Los mandos alemanes comprendieron que sus tropas no podrían soportar nuevas batallas de desgaste como la del Somme. El 24 de febrero de 1917, el Ejército Alemán llevó a cabo una retirada estratégica desde el Somme hacia la Línea Hindenburg, acortando así la línea de frente que hasta entonces ocupaba. El terreno obtenido por la Entente tras esta maniobra fue mucho mayor que el conseguido durante toda la batalla y, desde luego, con un coste de vidas infinitamente menor. Cualquier efecto estratégico resultante de la batalla del Somme no puede oscurecer el hecho de que fue una de las mayores carnicerías de la Primera Guerra Mundial. 
La primera estimación aliada sobre el número de bajas en el Somme se realizó durante la Conferencia de Chantilly del 15 de noviembre, donde se estableció que habían resultado muertos, heridos o hechos prisioneros un total de 485.000 británicos y franceses frente a 630.000 alemanes; este dato se usaría más adelante para reclamar la batalla del Somme como una victoria para el bando aliado. Sin embargo, ya en su momento comenzó a desarrollarse cierto escepticismo acerca de estas cifras y el sistema utilizado para calcularlas. Un nuevo recuento, realizado tras el fin de la guerra, estableció las bajas aliadas en 419.654 británicos y 204 253 franceses; un total de 623 907 hombres, 146.431 de los cuales constaban como muertos o desaparecidos.
Cementerio militar británico en la localidad de Maricourt
Los números propuestos para las bajas alemanas son aún más dispares. El historiador británico James Edmonds defendió que las pérdidas alemanas fueron de 680.000 hombres, mientras que de acuerdo a un informe del British War Office éstas sólo serían 180.000. Hoy en día ambas estimaciones están desacreditadas y tienden a aceptarse cifras de entre 465.000 y 600.000 caídos alemanes. En su biografía del general Rawlinson, Frederick Maurice se basó en documentos del Reichsarchiv para cifrar en 164.055 el número de alemanes que resultaron muertos o desaparecidos.
Las mayores bajas por división en el sector británico son de entre 6.329 y 8.026 para las cuatro divisiones canadienses, 7.048 para la División Neozelandesa, 8.133 para las 43 divisiones británicas y 8.960 para las divisiones australianas. La media de bajas por día del Imperio británico durante la batalla del Somme fue de 2.943 hombres. El Royal Flying Corps perdió 782 aviones y 576 pilotos durante los combates.
Cuando acabó la batalla, ambos bandos habían comprobado hasta qué punto podía ser mortífera la guerra moderna.

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